Muchos/as de vosotros/as
habréis visto el corto de pixar sobre la oveja pelada, este corto
tiene relación con lo que vamos a ver hoy, la resiliencia.
Os animo
a que le echéis un vistazo antes de seguir, pinchando en el enlace.
¿Qué es la resiliencia?
según Rutter, es el comportamiento en las personas que a pesar de
nacer y vivir en situaciones de alto riesgo se desarrollan
psicologicamente sanas, resistiendo a la adversidad y siendo capaces
de construir un proyecto vital positivo pese a las circunstancias
difíciles.
Por ejemplo, niños/as que
han vivido en campos de concentración, que han sufrido situaciones
traumáticas, como la pérdida de sus padres, imágenes de muerte,
violencia, pobreza, abusos...han sido capaces de seguir con su vida
felizmente, mientras que otros en su misma situación desarrollaron
trastornos psicológicos ¿A qué se debe? A la resiliencia.
No solo ocurre con eventos
traumáticos, también con eventos o situaciones difíciles que nos
plantea la vida o en el mismo entorno familiar donde se desarrolla el
niño. El interés radica en saber
si esta resiliencia la heredamos o se puede aprender, cuáles son las
características de una persona resiliente y qué podemos hacer para
convertirnos en ella.
Por un lado heredamos parte
de nuestros padres, el temperamento, y por el otro aprendemos del
entorno las claves para enfrentarnos a situaciones difíciles,
desarrollamos nuestra personalidad, y dentro de ésta la resiliencia.
Es por eso que los primeros años de vida en el entorno familiar son
fundamentales, familias con un apego ambivalente, evitativo o
desorganizado no aportarán las claves para que el niño tenga
fortalezas y recursos, una familia cooperativa marcará esta
diferencia. El apego está muy relacionado con la resiliencia ya que
establecerá la relación afectiva y seguridad en el entorno
familiar, según Bowlby. El cuidador tiene que ser receptivo a esas
necesidades y proteger permitiendo al niño ser explorador del
entorno y enfrentarse a las situaciones adversas sabiendo que tiene
una red de apoyo. Según el experimento de Ainsworth, denominado la situacion estraña, se intruduce en una sala a un niño/a con su madre y un estraño, pasando por varias fases, en la primera lo deja con el estraño y la segunda lo deja solo regresando al rato el estraño y más tarde la madre. Se estudió el comportamiento del niño llegando a la conclusión de que éste muestra un apego seguro cuando exploraba de manera activa mientras está solo con la madre, se intranquiliza con su separación y a su regreso hay contacto físico afectuoso. Son madres amables, receptivas, que no molestan y respetan su espacio.
¿Cómo puedo ser una
persona resiliente? El modelo de las tres “C”
de Kobasa y Maddi dice que la resiliencia depende
de tres factores:
- Control de su persona (síntomas, emociones, pensamientos...) autónomo para tomar decisiones y responsabilidades.
- Cambio: capacidad para adaptarse a todos los niveles, somos una sociedad resistente al cambio.
- Compromiso: requiere implicación hacia una meta.
Para trabajar la resiliencia con nuestro hijos/as y con nosotros mismos hay un modelo de verbalizaciones de Edith Grotberg “Manual de identificación y promoción de la resiliencia en niños y adolescentes”, de Munist y colaboradores, 1998, que se basa en 4 expresiones: yo soy, yo tengo, soy estoy, yo puedo. La clave es interiorizar dichas verbalizaciones. Y en el caso de nuestro hijos/as enseñarles en el momento de crisis estas expresiones mediante nuestras acciones.
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