martes, 18 de julio de 2017

LAS EMOCIONES

¿OS APETECE CONOCER VUESTRAS EMOCIONES?
Es importante conocer cómo pueden formar parte de nuestra vida y plantearnos de dónde vienen, cómo son, cómo funcionan y cómo interpretarlas para utilizarlas en nuestro día a día ya que son necesarias para nuestro desarrollo personal y adaptación (nos da información útil para las nuevas condiciones del entorno), tienen una función social (sirven para comunicarnos y entender el mundo) y una función motivacional (nos impulsa para dirigirnos a nuestras metas). En conclusión conseguir un equilibrio psicológico.
De ello se encarga la inteligencia emocional, término acuñado por Daniel Goleman, que es la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones. Ser capaces de reflexionar sobre nuestras propias emociones y regularlas de forma apropiada y tener habilidades suficientes para adecuarnos a ellas socialmente.
Para ello tenemos que saber lo que es una emoción. Según Fritz Lang, es una respuesta constituida por tres componentes: el cognitivo o subjetivo (la experiencia subjetiva de esa emoción, el sentimiento), fisiológico o motor (las reacciones físicas mediadas por nuestro sistema nervioso autónomo y hormonal) y expresivo o funcional (el objetivo de dicha emoción).

Cabe preguntarnos si estas emociones son innatas o aprendidas, hay varias teorías al respecto pero en su mayoría hay acuerdo en que hay unas emociones básicas o primordiales que tenemos al nacer, y que nos sirven evolutivamente para la supervivencia según Darwin. Otras las aprendemos debido a que el hombre se ha convertido a lo largo de los años en un ser social.
A los 3-4 meses de nuestro nacimiento se manifiesta la tristeza y el enfado, a los 4 meses la rabia, sorpresa y alegría, a los 7 meses el miedo. Más adelante aparecen emociones secundarias como la timidez y vergüenza a los 11-12 meses, el orgullo a los 2 años, la culpa y la envida a los 3-4 años.

Lo que tenemos que pensar es que las emociones ocurren por algo, son una fuente de información sobre lo que está ocurriendo y nos avisan de que hay que poner una solución. Por eso es tan importante, dentro de la inteligencia emocional, saber reconocer esas emociones, averiguar porqué ocurre y poner remedio o no, dependiendo de si la emoción es positiva o negativa.

Plutchik creó la rueda de las emociones o brújula emocional. En ella observamos las emociones básicas y como su combinación forman otras emociones secundarias, que a su vez, dependiendo de la intensidad desemboca en otras. Por ejemplo la máxima expresión de la alegría es el éxtasis, la opuesta la tristeza. Si combinamos la alegría y confianza tendremos amor.
El mayor representante en el estudio de la emoción es Paul Ekman, que estudió la conducta no verbal y las expresiones faciales definiendo las emociones básicas: ira, asco, miedo, alegría, tristeza y sorpresa (comunes a todos los autores). 
Alegría: emoción positiva cuya función es favorecer la disposición del ser humano a relacionarse con otros. Promueve un bienestar que nos lleva a tener niveles altos de energía y nos prepara y motiva a conseguir metas. Favorece otras habilidades como el rendimiento, memoria, creatividad, resolución de problemas.
Tristeza: emoción negativa que nos sirve de alarma, nos indica que tenemos que recapacitar lo que nos está ocurriendo y buscar solución. Muestra a los demás que necesitamos ayuda.
Ira o rabia: emoción negativa, nos protege de la acción agresiva de otros y nos prepara para atacar.

Miedo: emoción negativa, nos permite prepararnos fisiológicamente ante situaciones de peligro.
Asco: emoción negativa, aversión en todos nuestros sentidos incluso a nivel de pensamiento como que algo es ofensivo o desagradable.
Sorpresa: descubrimiento de algo inesperado en cuestión de segundos, va seguida de otra emoción. Es la única emoción neutra. Su finalidad es la orientación, nos prepara para enfrentarnos a una nueva situación y cuando surge la segunda emoción nos da la información de ese evento. 


Es necesario saber controlar las emociones negativas, ya que si supera su umbral deriva en trastornos psicológicos, un ejemplo claro es el miedo en el trastorno de pánico, la tristeza en la depresión o la ira en trastornos donde implique violencia y agresión. No es bueno ni reprimirlas ni expresarlas desproporcionadamente hacia los demás.

Por tanto el kit de la cuestión es el autocontrol y el autoconocimiento. Conocernos a nosotros mismos, saber poner nombre a lo que estamos experimentando, controlarlo y gestionarlo para ir hacia un objetivo. Tener conciencia social y habilidades para relacionarse.

Os dejo un autorregistro, es una técnica de autoevaluación, una manera de observarnos y una vez tengamos la información evaluarnos. Ver qué emociones sentimos con mayor frecuencia, ver en qué momento ocurre, con qué esta relacionada esa emoción, lo que pensamos y hacemos antes, durante y después y así buscar la solución más adecuada dependiendo si lo que hemos registrado es acorde a lo que pensamos o si es beneficioso para nosotros. Tienes que rellenar cada día durante una semana una una tabla como esta, ten en cuena que en un día puedes registrar diversas emociones, incluso repetir una emoción en momentos distintos. Al finalizar la semana observa lo que has escrito. Puede que te sorprenda lo que ves. Dedica un tiempo a analizarlo, te enseñará a reconocer tus emociones, darlas nombre y colococarlas contextualmente.

Tipo de emoción
Hora que ocurre y duración
Pensamiento
antes/durante/después
Sensaciones físicas
Situación dónde ocurre
Personas implicadas
Conducta antes/
durante/
después
Conductas alternativas



























































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