No se si es momento o no de hablar
sobre estos temas, pero quiero aportar mi granito de arena, quiero
hablar en este post sobre el apoyo psicológico en situaciones de
emergencias y catástrofes, hace poco acabé un curso en cruz roja
precisamente sobre esto, por mi profesión, para entender, para
apoyar, para prepararme....si.......para prepararme.....y no solo
como psicóloga, sino como persona porque por desgracia vivimos en un
mundo cruel, hay gente muy buena pero gente fanática que se cree con
derecho a quitar la vida a otras personas, y me puede tocar a mi, te
puede tocar a ti....además me da igual el motivo de fondo, estamos hablando
de que matan, instauran miedo y desestabilizan a la sociedad y me
indigna, me da rabia como a muchos de vosotros.
No estamos preparados psicológicamente
para soportar desgracias de esta índole, lo vemos cada dos por tres
en los medios de comunicación, no solo los atentados terroristas
sino también accidentes, enfermedades, guerras, hambre, en general,
desgracias.....vivimos en nuestra burbuja de “felicidad” ajenos
al dolor real, subidos a la rueda de la rutina, que al final es
necesaria porque hay que seguir viviendo y disfrutar de lo bueno de
la vida, pero hay dolor, existe y lo vemos desde lejos, hasta que
nos toca de cerca no somos conscientes o no empatizamos lo suficiente
con los demás.
Quiero hablaros de los síntomas y
sensaciones que pueden tener las víctimas, familiares y personas que
ya pasaron por ello y reviven de nuevo todo al verlo en los medios de
comunicación, que comprendan que todo aquello que les pasa es
normal, que no le vamos a poder quitar ese dolor, pero que disminuirá
poco a poco, que podemos enfrentarnos a ello y no están solos.
También para todos aquellos que quieren comprender y saber cómo
ayudar y enfrentarse a cualquier situación que requiera un elevado
estrés emocional.
Seguramente cuando te ha ocurrido o ves
que ocurren cosas así te plantees la bondad de la humanidad....creo
que esto ya se ha tambaleado en todos nosotros, desde pequeños nos
enseñan que hay que portarse bien, que vivimos en un mundo seguro
protegido por nuestros padres y cuando crecemos nos damos cuenta de
que el mundo es hostil y no siempre podemos tener control sobre los
acontecimientos. Lo que estás sintiendo es normal y le ocurre a
todas las personas que pasan por la misma situación o similares.
El principal síntoma que puedes tener
es el de pérdida, porque has perdido a un familiar, un amigo, un
conocido, porque has perdido salud, cosas materiales, relaciones
personales, confianza, dignidad, seguridad, confianza en el futuro,
control sobre la vida......pueden ser muchos motivos pero todos ellos nos lleva a la misma sensación. Es posible que tengas o sientas tristeza,
rabia, enfado, ira, desesperanza, temor o miedo, culpabilidad por
estar bien y otros no o por no poder haber hecho algo, por no
anticiparlo, problemas para dormir, pesadillas, cambios en el apetito
(comes demasiado o poco), problemas para concentrarte, sentimientos
de impotencia, ganas de estar solo o acompañado todo el tiempo, mal
humor o irritabilidad. Puede que tengas síntomas físicos como dolor
de estómago, de cabeza, alteraciones de la piel, alergias,
resfriados (American Red Cross, disaster services).
En el caso de pérdidas tendrás que
hacer frente al duelo, éste pasa por diferentes fases, no tiene
porqué ser en el mismo orden, pero en general será lo que te
ocurra, hasta que seas capaz de aceptar la situación y seguir con la
vida sin el fallecido, no que le olvides, sino que puedas seguir
adelante y comprendas que la muerte es un hecho inevitable que forma
parte de la vida, es necesario que tengas la información sobre lo
que te va a ocurrir para saber cómo afrontarlo.
Según Kübler-Ross son: negación
(mecanismo de defensa para amortiguar el golpe, no creerás lo que
ocurre y no lo aceptarás ya sea de manea consciente o no, “esto no
puede estar pasándome a mi”), ira (enfado con todo y con el mundo
en general), negociación (mecanismo de defensa para hacer frente a
la realidad, prometer a Dios o en quien creamos que sino ocurre, si
vuelve el fallecido, si....seremos mejores personas...), depresión
(tristeza, desesperanza, inicio de la aceptación de que ya no está
con nosotros y no volverá a ser lo mismo), aceptación (somos
conscientes de lo ocurrido y seguimos con la vida, situando al
fallecido en nuestros recuerdos). En cualquier fase, deja que te
ocurra, siéntelo, es normal, pasará. Es nuestra propia psique y
nuestro cuerpo con las reacciones físicas que conllevan todas estas
etapas el que está curándote, el que te está ayudando a comprender
y evolucionar, adaptarte al mundo con todas las cosas que ello
conlleva. Comenzarás a estar mejor cuando
vuelvas poco a poco a tu rutina habitual y tu atención esté en
otras cosas y no en lo ocurrido. Si tus síntomas continúan más de
6 meses es probable que necesites la ayuda de un profesional, en cuanto a las fases del duelo se establece aproximadamente enre 1 y 2 años, pero esto depende de la persona.
Para enfrentarnos a ello en la primera
fase de impacto es esencial que comprendas que todo lo que te ocurre
es normal, exprésalo y rodéate de la gente que te quiere durante
los primeros días. Es importante el apoyo y cariño de los nuestros
y sobre todo que te escuchen o simplemente estén acompañándote, lo
que necesites. También es esencial el apoyo de la sociedad, tu comunidad y servicios sociales. Más adelante tendrás que enfrentarte a ese dolor, y te sentirás solo, porque por mucho que quieran los tuyos no pueden hacer un trabajo que es expresamente interior.
Inicialmente hay que aceptar la
situación, después trabajar
con las emociones (saber qué estamos sintiendo y que es
normal es esencial en el transcurso de nuestra recuperación)
adaptarnos al medio donde no está el fallecido o donde sucedan cambios a consescuencia del suceso, recolocar
emocionalmente al fallecido o nuestros sentimientos y continuar viviendo. Por ejemplo la pintura,
lectura, escritura, deporte, ocio...cualquier aspecto que se
relacione con él o ella te hará sentir bien y te
ayudará a expresar tus sentimientos, en el caso de que no fallezca alguien cecano pero la situación te supere cualquier cosa que hagas para evadirte será de ayuda, una vez pasadas las anteriores fases, ya que negarlo o reprimirlo a largo plazo no te servirá y tendrás consecuencias a nivel psicológico y físico. No hay tiempo establecido para
superarlo, cada persona tiene su ritmo. Si persiste mucho y los
síntomas se agravan es cuando pasa de ser un duelo normal a un duelo
crónico, donde necesitarás ayuda de un profesional y no pasa nada,
no todo el mundo sabe cómo enfrentarse a ello y menos en estas
situaciones tan extremas, buscar ayuda no es de ser cobardes, todo lo
contrario, es de ser valientes, fuertes y es de ser inteligentes porque
te cuidas y piensas en tu salud. Aparta el estigma social y anticuado
de que ir a un psicólogo o psiquiatra es de “locos”, seamos
conscientes de que si te duele una muela vas al dentista, si tus
emociones te avisan de que estás mal, triste, ansioso, lo que
sea.....y también te causa dolor.....ve al psicólogo.
Hablar de las técnicas en cada etapa
es extenso, pero os quiero comentar una técnica que me parece
importante porque da resultados positivos. Sirve para expresar lo que uno siente
respecto a la persona fallecida, respecto a un situación o incluso
un aspecto de nuestra personalidad. Se llama “silla vacía” de
Fritz Perls, es una técnica dentro de la psicoterapia,
específicamente dentro de la Terapia de la Gestalt.
Consiste en reproducir un
reencuentro para dialogar y conectar emocionalmente con esa persona,
aceptando la situación y dando una explicación de lo ocurrido. Nos sentaremos
en la silla contraria cuando hablemos en lugar de la persona y en la nuestra cuando hablemos por nosotros mismos. Hay
que focalizar la atención y para ello imageramos que tenemos a esa
personas sentada a nuestro lado y la describiremos en voz alta, para
hacerla lo más presente posible, se llama dar forma a la figura y
comenzaremos a hablar con ella, es aquí donde saldrán todas las
emociones y donde podemos expresar todo lo que necesitemos, nos
ayudará a expresar lo que hemos vivido y a buscar la manera de
recolocar esas emociones viviendo de forma diferente. Es importante hacer
esta técnica junto a un terapeuta ya que él sabrá reconfortarte
tras la técnica y guiarte durante el proceso. Al igual si queremos trabajar lo ocurrido sin que
haya fallecido nadie, hablaremos sobre ello, lo
que sentimos y pensamos en el momento y cómo vamos hacer después.
Nos ayudará a expresarlo, soltarlo, entenderlo, compartirlo y
hacerle frente buscando soluciones.
Me despido con este fragmento de Mario
Benedetti “No te rindas”:
“No te rindas que la
vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros y
destapar el cielo.
Porque existe el vino y el
amor, es cierto,
porque no hay heridas que
no cure el tiempo,
abrir las puertas quitar
los cerrojos,
abandonar las murallas que
te protegieron.
Vivir la vida y aceptar el
reto,
recuperar la risa, ensayar
el canto,
bajar la guardia y
extender las manos,
desplegar las alas e
intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar
los cielos.
No te rindas por favor no
cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y
se calle el viento,
aun hay fuego en tu alma,
aun hay vida en tus
sueños,
porque cada día es un
comienzo,
porque esta es la hora y
el mejor momento,
porque no estás sola,
porque yo te quiero”.
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