domingo, 2 de julio de 2017

¿Y TÚ, QUÉ CAMINO VAS A ELEGIR?

Alicia: ¿Podría decirme, por favor, que camino debo seguir para salir de aquí?
Cheshire: Esto depende en gran parte, de a qué sitio quieras llegar
Alicia: No me importa mucho el sitio...
Cheshire: Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes....

El sinfín de situaciones que nos causan sufrimiento hace que en algún momento dudemos porqué camino ir. La terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) creada por Steven Hayes es una terapia denominada de Tercera Generación con gran evidencia empírica.
Esta terapia nos indica que para dejar de estar atascados en una situación de sufrimiento debemos dirigirnos hacia un objetivo, una meta que nos haga reanudar la marcha en la vida, aceptar la situación y comprometernos con dicha tarea.

Socialmente sufrir no está aceptado, en seguida tenemos que reponernos y estar alegres y sino recurrimos a los fármacos que nos adormecen las emociones y la consciencia.
Es precisamente querer olvidar, querer reponerse lo antes posible lo que hará sentirnos peor y seguir con el problema. Querer olvidarnos a toda costa por no sufrir más hará que consigamos el efecto contrario, pensaremos más en ello y por tanto seguiremos pasándolo mal. Seguir hacia delante aceptando las emociones y caminando con otras preocupaciones y alegrías, hará que poco a poco desvanezca esta situación. No que olvidemos, sino que lo aceptemos y sigamos viviendo.

¿Por qué actuamos así? Desde muy pequeños el aprendizaje está mediado por el lenguaje y su simbolismo. Los mensajes que nuestros padres nos dan afectan nuestras actitudes futuras. Y diréis, ya está, la culpa es siempre de los padres. No, socialmente está normalizado, los mensajes son los tipo “no llores más” “debes ser valiente” “tienes que controlarte”....y sino lo conseguíamos era porque no nos esforzábamos lo suficiente y lo hacíamos mal....
Estos debes que, tienes que....son los que han hecho que cuando vivimos una situación dolorosa la queramos evitar a toda costa.
Tenemos que entender las emociones y sentirlas, ponerlas nombre, experimentarlas y saber porqué ocurre. Son avisos de que algo va bien o va mal, nos da información que si acallamos con fármacos como tranquilizantes o antidepresivos estamos desaprovechando su función adaptativa.

Es esta parte verbal la que nos vendrá a la cabeza como pensamientos y harán que sintamos unas emociones u otras. Un pensamiento no quiere decir que sea cierto por el simple hecho de que nos venga a la cabeza. Hagamos caso a la experiencia.

Las valoraciones también nos afectan, una valoración negativa mermará nuestras capacidades. Tenemos aspectos positivos y negativos y no tienen que ser permanentes, podemos cambiar estos aspectos y conservar nuestra identidad. Una persona puede ser en un momento de su vida patosa y en otro momento dejar de serlo, somos un todo compuesto por varias facetas.

El objetivo es caminar y saber hacia dónde (al contrario de lo que le ocurre a Alicia en el país de las maravillas que no sabe hacia dónde ir) no tenemos que ser los mismos de antes, ni vivir igual, tan solo conseguiremos no estar paralizados y el sufrimiento perderá intensidad. Dejaremos de estar estancados para retomar el control de nuestras vidas.
Alicia tiene multitud de aventuras que le llevan a adaptarse y conseguir volver a su realidad que tantas dudas y sufrimiento le creaba...
Cuando no sepamos cómo tomar la decisión habrá que reunir razones importantes para seguir un camino u otro y arriesgarse, si sale mal aprenderemos de la experiencia y optaremos por elegir otro camino, probar y probar....hasta conseguir lo que queremos, lo que nos haga feliz.

Será este compromiso y lo recorrido lo que nos alivie ese malestar. No debemos estar siempre bien y evitar cualquier incomodidad, hay que enfrentarse a las dificultades.

En el libro “La mente o la vida, una aproximación a la terapia de aceptación y compromiso” de Jorge Barraca, 2ª Ed. Desclée de Brouwer, 2007, nos habla sobre esta terapia, nos explica un experimento que resume todo lo comentado anteriormente.
Piden a unos sujetos que sumerjan la mano en agua muy fría. inicialmente todos sufrían a corto plazo, pero aquellos que habían tratado de eliminar conscientemente la incomodidad, recordaban más el malestar y lo juzgaban como más desagradable que aquellos que lo habían aceptado sin más.

 
Os dejo un ejercicio de Steven C. Hayes, Kirk Strosahl, Kelly G. Wilson (Terapia de aceptación y compromiso, proceso y práctica del cambio consciente, Mindfulness, Ed. Descleé de Brouwet, 2015) para empezar a ponerlo en práctica. La metáfora de la lucha contra el monstruo

Imagínese que su problema o lo que le hace sentir mal es el monstruo y usted es la persona que lo está sujetando al otro lado del foso. Mientras que el monstruo esté dormido y tranquilo, usted puede verlo pero cuando se despierta se hace insoportable, estando en todo momento intentando tirarle al foso. A veces cuando tira de la cuerda parece que se calma. Lo que ocurre es que a lo largo del tiempo de tanto tirar y tirar, usted está a punto de caer al foso. Haciéndose éste cada vez más poderoso. Como consecuencia tiene que estar pendiente constantemente de tirar de la cuerda y de que el monstruo no tire a su vez.
¿Sueltas la cuerda y ves al monstruo? O ¿dejas que tu vida dependa de la cuerda?



1 comentario:

  1. Buen articulo, da para reflexionar y aporta una nueva perspectiva desde la que empezar a cambiar el modo en que afrontamos las situaciones negativas.

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